Hay momentos en los que se necesita que alguien escuche, oriente, acompañe durante un ratito del camino.

Porque ya no puedes más, porque estás cansado o cansada, porque eres madre o padre y no sabes qué hacer, porque tienes una duda, porque sabes que aquello no lo superaste.

No hacen falta excusas ni razones, explicaciones o justificaciones. Estoy aquí para que hablemos de tí, de lo que necesites en este momento.

Te espero.